Historia de «Un curso de milagros
En este artículo, les seguiré platicando acerca de “Un curso de milagros”. Si por alguna razón no lo leyeron, aquí les dejo la primera parte de la historia de UCDM, como también se le conoce. En esta ocasión, les hablaré específicamente sobre su metafísica no dualista y su psicología práctica; basados en los conceptos que el dr. Kenneth Wapnick nos comparte en su libro “Despierta del sueño, una presentación del curso de milagros”.
Click here: https://www.youtube.com/channel/UCP9Gw00CldPUmiu43y7fdWw
La base de “Un curso de milagros”.
“Un curso de milagros” enseña que, para recordar nuestra unión con Dios, perdonemos a los demás y a nosotros mismos para que podamos sanar nuestras relaciones. Como decía mi abuela: “el perdón es una medicina que le das al otro, para aliviarte a ti mismo”. Y, como nos decía Eckhart Tolle, “si perdonas a los demás, pues ya las relaciones se solucionan solitas”. Hasta aquí todo muy entendible y muy bonito. Tal vez difícil, pero no imposible.
Aquí viene lo bueno: el curso se centra en sanar nuestra relaciones. Pero lo interesante es que también nos dice que estas relaciones “sólo existen dentro de la mente; se proyectan hacia el mundo y, en ese mundo proyectado o ego, es en donde experimentamos o vivimos esas relaciones con los demás o con nosotros mismos.
¿Qué dijeron? No pues que fácil. Perdono a los demás, a mí y a las relaciones que tengo con la gente, las cosas, las emociones etc. ¡Y ya! Pues no, chulis.
Según Wapnick, el “Curso de milagros”, dictado por la voz de Jesús, para quienes elijamos creerlo, integra una “metafísica no dualista” con una “psicología práctica”.
Metafísica no dualista de “Un curso de milagros”.
Les recuerdo algo que les platiqué en otro artículo. Metafísica, acuérdense “meta” significa “arriba”. Así, un metanivel significa “ver desde arriba para tener una percepción más amplia de todo”. En el caso de metafísica, aquí significa: más allá de la física común o newtoniana y, tal vez, más allá de la física cuántica, que ya también hemos platicado.
Lo que explica el dr. Wapnick como «metafísica del curso» es que nuestras relaciones solo existen dentro de la mente, pero se proyectan hacia un mundo exterior también proyectado.
Acuérdense, este mundo exterior es la proyección o maya que algunos todavía creen que es un mundo real. En él, es en donde vivimos o experimentamos las cosas, universos, emociones y las relaciones que se dan entre países, animales, galaxias y hasta realidades paralelas.
Ahora, lo “no dualista” se refiere a que “todo es lo mismo”. Dual significa dos, por ejemplo observador y observado. No dualista significa uno; es decir que el observador y lo observado, o el creador y lo creado, son la misma cosa.
Cuando «Un curso de milagros» nos dice que “lo que vemos es una proyección”, Wapnick explica que “Dios no creó esta proyección, mundo o realidad”. Esa creencia, también metafísica, es básica para poder entender y aplicar las enseñanzas del curso, sobre todo para practicar el perdón en la vida o proyección cotidiana.
Aquí es en donde, yo, la dra. Sakshi, me revuelvo un poco, ya que desde el momento de que “Un curso de milagros”(UCDM) se declara no dualista, o sea que “todos somos uno mismo”. Por lo tanto, aunque diga que Dios no creó el ego (proyección o maya), esta entidad debería (o debe) formar parte de Dios. Bueno, pues como no lo entiendo, lo acepto como dogma sin cuestionarlo, porque todo lo que sigue, sí lo entiendo; me sirve, me gusta y me da paz.
En este artículo, les seguiré platicando acerca de “Un curso de milagros”. Si por alguna razón no lo leyeron, aquí les dejo la primera parte de la historia de UCDM, como también se le conoce. En esta ocasión, les hablaré específicamente sobre su metafísica no dualista y su psicología práctica; basados en los conceptos que el dr. Kenneth Wapnick nos comparte en su libro “Despierta del sueño, una presentación del curso de milagros”.
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La base de “Un curso de milagros”.
“Un curso de milagros” enseña que, para recordar nuestra unión con Dios, perdonemos a los demás y a nosotros mismos para que podamos sanar nuestras relaciones. Como decía mi abuela: “el perdón es una medicina que le das al otro, para aliviarte a ti mismo”. Y, como nos decía Eckhart Tolle, “si perdonas a los demás, pues ya las relaciones se solucionan solitas”. Hasta aquí todo muy entendible y muy bonito. Tal vez difícil, pero no imposible.
Aquí viene lo bueno: el curso se centra en sanar nuestra relaciones. Pero lo interesante es que también nos dice que estas relaciones “sólo existen dentro de la mente; se proyectan hacia el mundo y, en ese mundo proyectado o ego, es en donde experimentamos o vivimos esas relaciones con los demás o con nosotros mismos.
¿Qué dijeron? No pues que fácil. Perdono a los demás, a mí y a las relaciones que tengo con la gente, las cosas, las emociones etc. ¡Y ya! Pues no, chulis.
Según Wapnick, el “Curso de milagros”, dictado por la voz de Jesús, para quienes elijamos creerlo, integra una “metafísica no dualista” con una “psicología práctica”.
Metafísica no dualista de “Un curso de milagros”.
Les recuerdo algo que les platiqué en otro artículo. Metafísica, acuérdense “meta” significa “arriba”. Así, un metanivel significa “ver desde arriba para tener una percepción más amplia de todo”. En el caso de metafísica, aquí significa: más allá de la física común o newtoniana y, tal vez, más allá de la física cuántica, que ya también hemos platicado.
Lo que explica el dr. Wapnick como «metafísica del curso» es que nuestras relaciones solo existen dentro de la mente, pero se proyectan hacia un mundo exterior también proyectado.
Acuérdense, este mundo exterior es la proyección o maya que algunos todavía creen que es un mundo real. En él, es en donde vivimos o experimentamos las cosas, universos, emociones y las relaciones que se dan entre países, animales, galaxias y hasta realidades paralelas.
Ahora, lo “no dualista” se refiere a que “todo es lo mismo”. Dual significa dos, por ejemplo observador y observado. No dualista significa uno; es decir que el observador y lo observado, o el creador y lo creado, son la misma cosa.
Cuando «Un curso de milagros» nos dice que “lo que vemos es una proyección”, Wapnick explica que “Dios no creó esta proyección, mundo o realidad”. Esa creencia, también metafísica, es básica para poder entender y aplicar las enseñanzas del curso, sobre todo para practicar el perdón en la vida o proyección cotidiana.
Aquí es en donde, yo, la dra. Sakshi, me revuelvo un poco, ya que desde el momento de que “Un curso de milagros”(UCDM) se declara no dualista, o sea que “todos somos uno mismo”. Por lo tanto, aunque diga que Dios no creó el ego (proyección o maya), esta entidad debería (o debe) formar parte de Dios. Bueno, pues como no lo entiendo, lo acepto como dogma sin cuestionarlo, porque todo lo que sigue, sí lo entiendo; me sirve, me gusta y me da paz.